Hace 44 años, con la firma del Tratado Torrijos-Carter, Panamá abolía todas las cláusulas canaleras que permitía la presencia estadounidense en territorio canalero.
Modesto Rangel Miranda modestorangel46@gmail.com
Tener convicciones e ideales políticos, no inhibe el deber de respetar nuestras fechas históricas, porque, eso se lleva en el corazón como panameño.
Es triste ver como una verdadera fecha, que selló la indignación de un tratado firmado por un extranjero, hoy en día se ve el olvido de cientos de jóvenes y adultos, que no se acuerdan cuando estábamos sometidos bajo las normas y cláusulas de los tratados, que mancillaban la dignidad del pueblo panameño.
Pero la historia es la verdadera consagración de un gran recuento de hechos, quienes lucharon por lo que Panamá, es una nación democrática, libre y soberana. Es triste ver como en las escuelas, se haya olvidado a los profesores de Historia, el verdadero concepto de nacionalismo e historia patria, que antes de la invasión y después de la reversión canalera en 1999, centraba las bases de un pueblo que anhelaba su libertad soberana.
La firma del convenio canalero abolía todas las demás clausulas canaleras antes del 7 de septiembre del 1977, aunque con este acuerdo Panamá lograba muchas aspiraciones, entre ellas las mejores aspiraciones salariales y la participación mayoritaria de panameños, que trabajarían con los estadounidenses, dentro de los centros comerciales y sitios públicos de la zona del Canal de Panamá.
Pero cuál sería el norte de este convenio de 1977, su visión era darle la mejor posición a Panamá, como un país preparado para enfrentar los destinos, retos y desafíos que la sociedad actualmente enfrentaría.
Hoy, a 44 años, las cosas en Panamá pareciera que son lo contrario a esos heroicos momentos, no hay ese verdadero sentido de patria por los panameños, quienes el 15% recordamos esas fechas como parte de nuestra verdadera identidad como una nación libre y soberana.
Es inevitable que nuestra sociedad cambie de actitud, proyectando desde cada hogar la formación a los niños y jóvenes con documentación que se enfoque en conocer más de nuestra nación, poniendo en segundo lugar aquello que desmerita el sentido patrio desde la música hasta otras innovaciones culturales que han afectado nuestra identidad nacional.
El 7 de septiembre de 1977 debe ser recordado, no solamente ese día, si no, todos los días, sabiendo que tener una nación bendecida como la nuestra, donde se pagó un verdadero precio con sangre ante los momentos que se vivieron en aquella época. De esa manera, podemos reconstruir una nueva nación valorando a quienes dieron un mayor legado desde 1964 hasta la actualidad.
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