Recientemente se evaluó por los empresarios, la posibilidad de permitir la entrada de profesionales extranjeros al país.
Modesto Rangel Miranda
modestorangel46@gmail.com
Lo más importante en una nación, es el verdadero aporte que en muchas ocasiones sus ciudadanos contribuyen al desarrollo cultural de los pueblos; sin entorpecer el desarrollo económico de una nación. El desarrollo cultural está acorde con la capacidad profesional en que, sus habitantes logran prepararse para los desafíos del nuevo siglo, dónde sin importar la edad es necesario conocer mas allá de los avances tecnológicos y científicos.
Pero es triste cuando entidades como la Cámara de Comercio pretenden establecer ciertas pautas, desmejorar la capacidad profesional de diversas profesiones en nuestro país.
Pero detengamos un momento nuestra conciencia y pensamiento, muchas veces los gobiernos anteriores no han tenido la plena capacidad de consolidar y ver el nivel de preparación que hay en nuestro país, ya que, tan solo por esquemas y favoritismo político de diputados, o mejor dicho, de ciudadanos de la patria, denigran el nivel de profesionalismo por favorecer sus atribuciones políticas en cada elección que ocurre en este bello Panamá.
Pero hay que valorar algo, cada profesional mantiene un excelente nivel de preparación, pero sí, en Panamá existiese un sistema migratorio donde todo extranjero que llegase a nuestro país a trabajar se le preguntase sobre su formación profesional, el conocimiento de nuestra historia y su nivel de preparación, los cuestionamientos serían otros.
Dentro del sistema estadounidense, para adaptarse dentro de su formación hay que ceñirse a la norma constitucional que establece mínimo 2 años de residencia legal en Estados Unidos y 5 años para la ciudadanía estadounidense.
Es un sistema bastante estricto y, en algunos estados como los del sur, prevalecen criterios forjados después de la guerra civil, que se han ampliados, pero son bien estrictos.
Por qué en Panamá no se aplican esos esquemas. Únicamente hay que decirlo, muchos extranjeros ilegales llegan a Panamá y después de un tiempo corto, llegan a ser jefes o gerentes. Lo cierto es que, esto denigra el nivel de profesionalismo panameño y no se ve una acción limitante frente a la llegada de tantos extranjeros, donde se desconoce su verdadero ‘status’ legal y judicial en sus respectivos países.
Pero hay que destacar otro problema que muchos lo proyectarían como una opción dentro de algunas profesiones en Panamá. Existen muchos médicos graduados con sus especialidades que solamente le agrada el nivel de atención en la ciudad de Panamá y no les agrada trabajar en las zonas apartadas del país como las comarcas indígenas donde se necesitan especialistas médicos.
Esto pudiese ser una punta iceberg, dónde se atribuiría que se necesita personal médico para trabajar en dichas zonas rurales de Chiriquí, Veraguas o Bocas del Toro; sin embargo, estas acciones de los médicos panameños son una detonante ya que, demuestran que solo les interesa el círculo conformista cercano a sus residencias con un buen estilo confortable de vida.
Se dio una vez, cuándo un grupo de médicos cubanos venían a trabajar a Panamá en estas zonas, mas la actitud de los galenos médicos fue el detonante porque no aceptaban la disposición laboral de sus colegas médicos cubanos. La interrogante es, por qué no quieren trabajar en las comarcas, su mayor simplicidad es el nivel conformista de disposición laboral, menos gasto de gasolina y otras preferencias.
Es cuestionable señalar que, estos argumentos que atribuye la Cámara de Comercio son bastante degradantes y discriminatorios, porque se busca es denigrar al profesional panameño, quien en base a su trayectoria ha demostrado su mayor nivel de aceptación y preparación desde su formación en la etapa de su escuela primaria hasta lograr su plena jubilación, quien a su vez, si está en buenas condiciones de salud puede continuar en su profesión.
Como comunicador social y periodista, soy del convencimiento de que todo profesional que ha pasado por la Universidad de Panamá o cualquier otra universidad en nuestra nación, tiene la plena capacidad de servir positivamente, manteniendo ese criterio de pensar, analizar y discernir cualquier alternativa o solución a un problema social, cultural y económico de mi país Panamá y no estoy de acuerdo que se traigan extranjeros que, mas allá de ser profesionales, muestren lo que no desearían ser en nuestra nación.
Siempre llevo la consigna de que Panamá debe ser primero y el extranjero después. No necesitamos de profesionales extranjeros que vengan con una mentalidad conformista de aceptar una remuneración económica mínima; soy del convencimiento de que lo que tenemos es por nuestro profesionalismo bien forjado dentro de las aulas universitarias y en el campo laboral panameño.