Llegar es el fin, no importa cuál sea el medio, conseguir lo que se proponen y no sirven los valores, porque carecen de ello.
David Germán Vera
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Corresponsal/Argentina
Una serpiente le dijo al águila: señora, podría usted alcanzarme a la cima de la montaña, porque, a mí se me hace imposible y quiero saber como se ve las cosas desde arriba; mi sueño es estar viendo las cosas desde allí.
¿Podrá usted hacerme el favor? Le puso cara de inocente, como diciendo, yo no hice nada, porque usted es la única en quien puedo confiar, con la intención de ganar, dicha confianza. El águila ágil y desconfiada con un ojo clínico; pensó unos instantes y respondió; mire señora serpiente. Esta la miró con mucha desconfianza, porque, sabía su intención.
Mire, yo a nadie llevo donde vivo, porque allá tengo mi nido y estan mis polluelos y usted puede dañar mis intereses. Además, mí naturaleza es enemiga de la suya. Como se atreve usted pedirme eso. El águila levantó vuelo.
Mucho tiempo después, el águila está dando de comer a sus polluelo cuándo siente ruido cerca de ella shhhh shhhhh shhhh… cuando se dio cuenta, era la serpiente que, llegó a la puerta del nido, en la cima de la montaña. Sorprendida, el águila le preguntó a la serpiente ¿cómo has hecho para llegar hasta aqui arriba? La serpiente le contestó: arrastrándome.
¿Cuántos como la serpiente están dónde están por arrastrarse y conseguir las cosas sin el menor esfuerza? Quieren encumbrarse; tomarse de cualquier pantalón o polleras para llegar. Cambian la primogenitura por un plato de guisado como lo hizo Esau con Jacob.
Llegar es el fin, no importa cuál sea el medio, conseguir lo que se proponen y no sirven los valores, porque carecen de ello. Su ambición es el dinero y el poder. Ciegos, ventajosos y desnudos de valores espirituales. Que importa quebrantar la ley moral, con tal de obtener lo que se han propuesto. Venden al mejor postor su libertad y se hacen esclavos; se conforman de la migas que caen de aquella mesa.