Opinión

Una fecha que no se debe olvidar: la gesta del 9 de enero de 1964

El tratado Chiari-Kennedy contemplaba la izada de la bandera panameña en el área canalera. Allí inició la lucha nacionalista hasta el tratado Torrijos-Carter.


Modesto Rangel Miranda
modestorangel46@gmail.com

Hablar de nuestra historia es un verdadero sentimiento como panameño y, es importante que todo ciudadano de este país, recuerde que nuestra democracia y libertad se ha concretizado con un verdadero espíritu de lucha forjado en aquella gesta del 9 de enero, donde el pueblo panameño rompió ese esquema que deberíamos ser como un protectorado o una estrella a la bandera estadounidense.

Antecedentes

La verdadera identidad se lleva en la sangre, en el corazón, en Dios, en nuestros padres y el amor a nuestra nación. Los hechos del 9 de enero fueron una secuencia cronológica e histórica de diversas luchas que se dieron desde el incidente de la tajada de la sandía, el 15 de abril de 1856, donde se venía concretizando ya el espíritu colonialista y conquistador de los Estados Unidos, inspirados en la recordada política expansionista del Destino Manifiesto de 1820, promulgada por el presidente James Monroe, quien consideraba a los colonizadores del viejo oeste estadounidense, como héroes bendecidos por Dios para conquistar las tierras del lejano oeste estadounidense.

Si bien es cierto, tras su llegada al istmo de Panamá y con los sucesos de 1856, el istmo buscaba una rápida solución a su principal problema como lo era la separación de Colombia que, posteriormente, sería el verdadero gestor de una guerra que vivieron los panameños, la GUERRA DE LOS MIL DÍAS.

Pero más allá de ese evento, la separación estuvo enfocada en muchos intereses que buscaban algunos allegados a Buneau Varilla y el compromiso de perpetuidad con su tratado ístmico del 18 de noviembre de 1903, donde nos pondría a disposición de cualquier intervención militar, como la de 1918 en la provincia de Chiriquí y, la amenaza de intervenir ante la negativa de los soldados panameños de no entregarse ante las discrepancias costarricenses por los terrenos en disputa durante ese conflicto bélico.

En 1947 con la culminación de la Segunda Guerra Mundial, Estados Unidos tenía que devolver a Panamá 146 sitios de defensa, como se había contemplado en la Firma del Convenio Fábrega–Wilson firmado en 1942, sin embargo, la astucia diplomática de los norteamericanos hicieron del pleno convencimiento de la firma del Convenio Filos-Hines ante los diputados de la Asamblea Nacional el 12 de diciembre de 1947, pero la verdadera sentencia de un pueblo que luchó por su soberanía, enalteció ese espíritu nacionalista en las calles de la ciudad de Panamá, sin importar el precio y la sangre que debería pagarse para no mantener mas la presencia estadounidense en el territorio nacional.

El 22 de diciembre de 1947, el pueblo panameño lograba su primera victoria en rechazar ese convenio.

La gesta del 9 de enero

En noviembre de 1959, cuando los estudiantes culminaban el desfile del 3 de noviembre, se dirigieron a las escalinatas del edificio de la Administración del Canal, para entablar el verdadero sentido patriótico en la llamada Operación Siembra de Banderitas. Miembros de la Policía Zoneíta reprimieron a los estudiantes panameños, lo que sería el inicio de la gesta del 9 de enero de 1964.

Dentro del marco de las relaciones estadounidense, se había estipulado el acuerdo Chiari –Kennedy firmado en 1962, por los presidentes John F. Kennedy y Roberto Francisco Chiari. Este acuerdo contemplaba la izada de los dos pabellones en sitios públicos dentro de los predios de la zona del Canal de Panamá.

Adicional, el tratado contemplaba la izada de ambas banderas en los predios de la Escuela Secundaria de Balboa.

Para el 26 de diciembre de 1963, cerca de la víspera de Año Nuevo de 1964, los estudiantes del Instituto Nacional esperaban el permiso del Gobernador Robert Fleming, donde se izarían los dos pabellones en los predios de la Escuela Secundaria de Balboa. Para el 8 de enero de 1964, se había conseguido el permiso donde los institutores llevarían la bandera nacional de Panamá.

En la tarde del 9 de enero de 1964, la dirigencia estudiantil daba por inicio una campanada de asamblea en el patio del Instituto Nacional. Siendo las 4 de la tarde, los estudiantes se encaminan hacía la Escuela Secundaria de Balboa, donde fueron recibidos por el director de la Escuela, estudiantes y padres de familia de los zoneítas.

La tensión se hacía sentir cuando los padres y estudiantes del colegio canalero, se negaban a izar el pabellón nacional desafiando un acuerdo que el gobernador Fleming había dispuesto.

Ante esto los estudiantes panameños cantaban el himno nacional y mediante un forcejeo, la bandera tricolor es desgarrada, ocasionando la rápida entrada de la Policía Zoneíta para proteger a los estudiantes estadounidenses.

Tras retirarse, los estudiantes panameños sintieron la ofensa más desgarradora y sufrida por los zonians. El presidente de la República, tras ver lo acaecido, hizo un llamado de conciencia al pueblo panameño dando a conocer el rompimiento de relaciones diplomáticas con los Estados Unidos.

Fue en abril de ese año que, se volvieron a restablecer las negociaciones con la finalidad de enmarcar un nuevo tratado que todos los acuerdos heredados por el Hay-Buneau Varilla.

En 1974, un nuevo comienzo marcaría el rumbo de las relaciones diplomáticas entre ambas naciones donde se reunieron el secretario de Estado, Henry Kissinger y el ministro de Relaciones Exteriores, Juan Antonio Tack, marcando una nueva etapa para Panamá.

Tres años después el 7 de septiembre de 1977, se firmaba el tratado Torrijos–Carter, donde ponía como fecha de salida a los estadounidenses del área de la zona canalera, el 31 de diciembre de 1999.

Hoy, la gesta del 9 de enero de 1964 no debe olvidarse, constituye el bastión de lucha por la independencia de nuestra soberanía, donde se consagró el verdadero sacrificio y quienes lo vivieron, aun vivos debe ser el verdadero mérito para recordarle a las presente y futuras generaciones que Panamá, es una nación libre , democrática y soberana; que no se necesita tener ningún dominio extranjero en nuestra patria.

Lo fundamental es valorar ese esfuerzo que esos jóvenes dieron sin esperar nada a cambio, sino en ver a nuestra nación como una nación grande en progreso, como a la vez un llamado de conciencia a los jóvenes que primero es Panamá.

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